sábado, 3 de diciembre de 2011

Critica al candidato Velasco y su “Contra la desigualdad, el empleo es clave”


Doña Michelle junto a Andrés

En las ultimas semanas hemos sido testigos de cómo Andrés Velasco (aún no entiendo si es bluff pre-Bachelet de las supremas cúpulas partidarias o si de verdad quiere ser Presidente de la fértil provincia) ha hecho un trabajo de posicionamiento económico y político en la prensa, con gran despliegue comunicacional. La última muestra de esto es el libro que ha publicado con Cristóbal Huneeus: “Contra la desigualdad, el empleo es la clave”, esfuerzo para aportar al debate económico.

Aquí, en Leguleyo Socio-listo, no somos amigos de Velasco y sus ideas pragmaticas. Así que procederemos a criticar su “receta de cocina” de algo más de 100 paginas para combatir la desigualdad.

La tesis central del libro afirma que la falta de empleo “es la causa central de la gran desigualdad que aqueja a Chile”. Contra ello, Velasco y Huneeus lanzan las 15 medidas que podrían constituir la clave para que los hogares más pobres pudieran tener las mismas oportunidades de acceso empleo de que goza la clase media y para que se reduzca la desigualdad. Y aquí surge la primera duda: la propuesta de Velasco es fomentar la igualdad de oportunidades, teniendo como referencia la “clase media” chilena... ¿Y bajo que estándares nuestra mesocracia está en buenas condiciones?

Pero sigamos. Velasco nos dice que la diferencia entre los ingresos entre los hogares más ricos y los más pobres caería de 78,5 veces a 36,8 y el Índice Gini pasaría de 58,4 a 54,2 con su propuesta de aumentar el acceso al empleo. Según él, la maravilla justiciera contrasta con la ineficacia relativa de otras políticas publicas como el Ingreso Etico Familiar, elevar el salario mínimo o la eliminación del 7% de la cotización de salud al 60% más pobre de los pensionados (criticas que hemos escuchado de Velasco periódicamente en la prensa).

Hasta aquí no se realiza ni una crítica al modelo económico que posee Chile. Bajo la lógica pragmática, Velasco considera que hay que mantener las políticas económicas que nos han hecho avanzar y crecer durante los últimos 30 años. No se habla ni siquiera de corrección del modelo, de ajustes o perfeccionamientos. Para Velasco, este sistema esta bien, solo que lamentablemente genera mucha desigualdad y a los pobres hay que manterlos con la boca llena sino empiezan a reclamar.

Ahora, varias de las 15 medidas son archi-conocidas en el mundo económico y nacional y no representan ninguna novedad para romper paradigmas. El primer grupo de propuestas son las pro-empleo: reducir los costos de formar nuevas empresas, ampliar el subsidio al empleo joven, perfeccionar el seguro de cesantía, crear un sistema nacional de información de oportunidades de empleo, reformar el sistema nacional de capacitación y duplicar el aporte público para una política activa pro-empleo. Estas medidas las podría tomar cualquier Gobierno y pasaría como medidas-tipo. Además, resulta bastante dudoso que con ellas podamos “incrementar el empleo para más de tres y medio millones de personas que por edad y por salud podrían trabajar y no tienen trabajo”. El desempleo en Chile pasa por otros factores que no se agotan con estas medidas, lo que demuestra una falla en el diagnostico de la situación del país.

Luego se presentan propuestas de producción económica, algo interesante y novedoso dentro del mundo academico. Se propone “mejorar la integración social de nuestras ciudades” y “retomar la política de polos productivos”. Ambas ideas no son de corto plazo ni dependen de un Gobierno, sino que son de desarrollo en el tiempo a través de una política publica nacional apoyada por el Estado. Esto choca inmediatamente en el mundo politico, ya que, por ejemplo, la 2da idea fue intentada impulsar por varios grupos en los gobiernos de la Concertación, pero la derecha no las aprobo, considerandolas impropias al afectar el libre movimiento de los mercados. Con respecto al empleo, estas políticas solo pueden tener un efecto sustantivo sobre el empleo tras varios años, aspecto sobre el cual no advierten ni Velasco ni Huneeus. 


La idea de la integración social de nuestras ciudades, concretizandola Velasco en que la gente viva más cerca del trabajo mediante un subsidio a los proyectos habitacionales que incorporen viviendas de distinto precio, accesibles a sectores socioeconómicos diversos, es buena en cuanto aporta a la reducción de la segregación territorial, pero se queda coja porque obliga a inmobiliarias y constructoras a realizar algo que no quieren y que no van a hacer bien. En ese sentido, Esta propuesta de dispersión espacial de las viviendas economicas para la integracipon social urbana me parece mejor, ya que le da incentivos a las empresas a que hagan bien la pega, manteniendo a las personas en sus comunas o barrios.

Además, sinceramente, pensar en desarrollar complejos industriales modernos en una época post-industrial suena a contrasentido voluntarioso enorme. Si aun no somos capaces de desarrollar un polo agroindustrial ni un mayor procesamiento de nuestros minerales, dificilmente podremos tener empresas competitivas y eficientes a nivel nacional en un corto plazo. Esto requiere de mucho esfuerzo estatal en inversiones (porque los privados no se atreverian en una empresa así) que no se va a estar dispuesto a hacer.

El ultimo grupo de propuestas incluye la flexibilización de horarios, turnos y jornadas y el fortalecimiento de la capacidad de negociación de los sindicatos mediante la creación de una “Escuela de Formación Sindical” que prepare a sus dirigentes. Esto es un juego de suma cero: se flexibilizan horarios a cambio de mayor poder de negociación colectiva. Sin el fortalecimiento de la protección laboral, la primera medida resultará a todas luces inaceptable para el movimiento sindical, algo que Velasco no nota. Mucha teoría, poca practica.

Leyendo el libro, dandole varias miradas, echándole una ojeadas a las criticas de los diarios y anticipos en diarios nacionales, lo mayor falencia es algo que no aparece en sus paginas. Son temas cruciales que quedan excluidos del análisis de los economistas, y que son la distribución y redistribución del ingreso (principal problema en la desigualdad). Bajo lineas básicas, la distribución del ingreso se juega 2 planos: distribución primaria del ingreso, que depende de cómo se distribuye el ingreso entre empleador y empleado (en términos marxistas, plusvalía-plusvalor y extracción de la producción); y el efecto redistributivo de los ingresos, impuestos, gasto público y las redes de protección social.

La distribución equitativa del ingreso, sin fortalecimiento de la organización sindical (destruida en dictadura) y de la negociación colectiva (derecho regulado escuetamente en CPR art 19 N° 16 inc 6to y en Codigo Laboral), no será posible de desarrollar positivamente. Por un tema de lógica económica, esta conclusión se debe a que la desigualdad es resultado de los altos ingresos del segmento más rico de la población y por la concentración de los frutos del desarrollo y de las elevaciones de la productividad en unas pocas familias. Si Velasco aspira a reducir la desigualdad, debería actuar sobre las remuneraciones (algo que él desestima) y aumentar, además, drásticamente la carga tributaria de grupos que tienen una bajísima tasa impositiva, mediante reformas de los impuestos directos y mayor fiscalizacion, y por ende, poder al SII para el cobro de estos impuestos (hoy se pierden cerca de U$ 5 mil millones). Ni en entrevistas, ni en el libro se da una palabra sobre ello. El silencio otorga.

Por otra parte, la tesis de aumentar la tasa de participación laboral en los niveles necesarios para reducir la desigualdad es una tarea de tal magnitud, que sobrepasa con creces las medidas planteadas. Se quedan cortos los autores, nuevamante, por un error de diagnostico.

Sabemos que la tasa de participación laboral femenina es de las más bajas del mundo. Pero por qué pasa esto? Por flojera? No, es porque tenemos características socio-culturales e históricas que se expresan en el mercado laboral fuertemente, como el machismo, clasismo, racismo y valores culturales conservadores. La superación de estos paradigmas toma un tiempo mucho mayor que el de un programa económico de 4 años. Error de diagnostico, creyendo que solo desde el punto de vista económico se puede resolver el problema.
Ahora, como respuesta a Velasco, para que más mujeres pobres (el tarjet de desigualdad) se incorporen de manera exitosa y permanente al mercado laboral es crucial tratar el problema del cuidado para niños y personas adultas mayores dependientes. Los autores si se pegan un winner cuando señalan que es clave acelerar la cobertura de la educación preescolar. Esto se hizo durante el Gobierno de doña Michelle, y con gran éxito. Pero ese era la piedra base para algo mayor, porque no basta con tener una cantidad amplia de jardines y salas cunas: la calidad del servicio es fundamental. Esto requiere una inyección importante de financiamiento público, aumentando la red estatal JUNJI (no a través de jardines privados/subvencionados) hasta la cobertura universal de toda la sociedad (no reducida a quintiles más pobres), teniendo como soporte una reforma a la Educacion Superior que asegure la calidad/cantidad de los profesores/parvularios que egresen.

Desde el punto de vista de la oferta de trabajo, es necesario resolver la baja calificación de las personas más pobres. Aquí el problema es diferente: no enfrentamos un problema de cobertura educativa en primaria y secundaria, sino que se radica en la calidad de la educación y de la formación técnica-profesional. Las personas tienen que salir de secundaria con alguna formacion general que le permita trabajar autonomamente, o pensar en un sistema integrado de Educacion continua, donde los años de estudio sean pocos y se pueda especializar la persona en el tiempo. Y para las personas que ya egresaron, la reforma del sistema de capacitación es crucial, así que se gana otro winner Velasco.

Ahora, cambiando el enfoque, desde el punto de vista de la demanda de trabajo, en las empresas, los problemas son tan complicados como los de la oferta. ¿De dónde y cómo aparecerán las industrias y servicios donde se incorpore la fuerza laboral adicional que propone Velasco? ¿Cómo hacer para incrementar la productividad de nuestra economía y que eso genere mayores niveles de bienestar para los trabajadores? Con un Estado como el de hoy, no se puede. Hay que sumar las carencias en investigación y desarrollo (I+D) por el abandono de Universidades y centros de investigación, que nos genera retraso y dependencia tecnológica con respecto a otros países. Las Mi-Pymes, que son cruciales para aumentar la demanda de trabajo, enfrentan bajos niveles de demanda interna por sus productos ya que la estructura centralizada y concentrada de la Economía chilena no les permite competir con los grandes capitales extranjeros y nacionales (sin hablar de la colusión tacita en la mayoría de las áreas económicas del país).

Finalmente, lo que propone Velasco son políticas económicas que son más de los mismo, que no implican un quiebre del modelo, ni siquiera una corrección. Veo difícil que con la 15 medidas se vaya incrementar la demanda de trabajadores en los niveles que Velasco pretende y menos va a modificar el perfil de los asalariados en un periodo corto de tiempo, necesario como para estrechar brechas socio-económicas.

En suma, para que la tesis de Velasco cobre realidad, y el empleo sea una clave para combatir la desigualdad, se requiere transformaciones gigantescas que romperían los actuales paradigmas (algo que no esta dispuesto el ex ministro). Si nuestro modelo de crecimiento sigue incentivando el sector primario, con la extracción de recursos naturales a bajo costo, si la actividad productiva se subordina a la financiera y si no existen incentivos adecuados para impulsar un modelo económico basado en la aplicación de conocimiento e investigación en capital humano, la propuesta de empleo puede revelarse como algo falso. Sendos giros en las direcciones recién esbozadas requieren recursos públicos sustantivamente mayores, voluntad política y nuevas constelaciones sociales que abonen al estrechamiento de las desigualdades.

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