Doña Michelle junto a Andrés |
En las ultimas semanas hemos sido
testigos de cómo Andrés Velasco (aún no entiendo si es bluff
pre-Bachelet de las supremas cúpulas partidarias o si de verdad
quiere ser Presidente de la fértil provincia) ha hecho un trabajo de
posicionamiento económico y político en la prensa, con gran
despliegue comunicacional. La última muestra de esto es el libro que
ha publicado con Cristóbal Huneeus: “Contra la desigualdad, el
empleo es la clave”, esfuerzo para aportar al debate
económico.
Aquí, en Leguleyo Socio-listo, no somos amigos de Velasco y sus
ideas pragmaticas. Así que procederemos a criticar su “receta de
cocina” de algo más de 100 paginas para combatir la desigualdad.
La tesis central del libro afirma que la falta de empleo “es la
causa central de la gran desigualdad que aqueja a Chile”. Contra
ello, Velasco y Huneeus lanzan las 15 medidas que podrían constituir
la clave para que los hogares más pobres pudieran tener las mismas
oportunidades de acceso empleo de que goza la clase media y para que
se reduzca la desigualdad. Y aquí surge la primera duda: la
propuesta de Velasco es fomentar la igualdad de oportunidades,
teniendo como referencia la “clase media” chilena... ¿Y bajo que
estándares nuestra mesocracia está en buenas condiciones?
Pero sigamos. Velasco nos dice que la diferencia entre los
ingresos entre los hogares más ricos y los más pobres caería de
78,5 veces a 36,8 y el Índice Gini pasaría de 58,4 a 54,2 con su
propuesta de aumentar el acceso al empleo. Según él, la maravilla
justiciera contrasta con la ineficacia relativa de otras políticas
publicas como el Ingreso Etico Familiar, elevar el salario mínimo o la eliminación del 7% de
la cotización de salud al 60% más pobre de los pensionados
(criticas que hemos escuchado de Velasco periódicamente en la
prensa).
Hasta aquí no se realiza ni una crítica al modelo económico que
posee Chile. Bajo la lógica pragmática, Velasco considera que hay que
mantener las políticas económicas que nos han hecho avanzar y crecer
durante los últimos 30 años. No se habla ni siquiera de corrección
del modelo, de ajustes o perfeccionamientos. Para Velasco, este
sistema esta bien, solo que lamentablemente genera mucha desigualdad
y a los pobres hay que manterlos con la boca llena sino empiezan a
reclamar.
Ahora, varias de las 15 medidas son archi-conocidas en el mundo económico y nacional y no representan ninguna novedad para romper paradigmas. El primer grupo de propuestas son las pro-empleo:
reducir los costos de formar nuevas empresas, ampliar el subsidio al
empleo joven, perfeccionar el seguro de cesantía, crear un sistema
nacional de información de oportunidades de empleo, reformar el
sistema nacional de capacitación y duplicar el aporte público para
una política activa pro-empleo. Estas medidas las podría tomar
cualquier Gobierno y pasaría como medidas-tipo. Además, resulta
bastante dudoso que con ellas podamos “incrementar el empleo para
más de tres y medio millones de personas que por edad y por salud
podrían trabajar y no tienen trabajo”. El desempleo en Chile pasa
por otros factores que no se agotan con estas medidas, lo que
demuestra una falla en el diagnostico de la situación del país.
Luego se presentan propuestas de producción económica, algo interesante y novedoso dentro del mundo academico. Se propone “mejorar la integración social de nuestras
ciudades” y “retomar la política de polos productivos”. Ambas
ideas no son de corto plazo ni dependen de un Gobierno, sino que son
de desarrollo en el tiempo a través de una política publica nacional apoyada por el Estado.
Esto choca inmediatamente en el mundo politico, ya que, por ejemplo, la 2da idea fue intentada impulsar por varios grupos
en los gobiernos de la Concertación, pero la derecha no las aprobo, considerandolas impropias al afectar el libre movimiento de
los mercados. Con respecto al empleo, estas políticas solo pueden
tener un efecto sustantivo sobre el empleo tras varios años, aspecto
sobre el cual no advierten ni Velasco ni Huneeus.
La idea de la integración social de nuestras ciudades, concretizandola Velasco en que la gente viva más cerca del trabajo mediante un subsidio a los proyectos habitacionales que incorporen viviendas de distinto precio, accesibles a sectores socioeconómicos diversos, es buena en cuanto aporta a la reducción de la segregación territorial, pero se queda coja porque obliga a inmobiliarias y constructoras a realizar algo que no quieren y que no van a hacer bien. En ese sentido, Esta propuesta de dispersión espacial de las viviendas economicas para la integracipon social urbana me parece mejor, ya que le da incentivos a las empresas a que hagan bien la pega, manteniendo a las personas en sus comunas o barrios.
Además, sinceramente, pensar en desarrollar complejos industriales modernos en una época post-industrial suena a contrasentido voluntarioso enorme. Si aun no somos capaces de desarrollar un polo agroindustrial ni un mayor procesamiento de nuestros minerales, dificilmente podremos tener empresas competitivas y eficientes a nivel nacional en un corto plazo. Esto requiere de mucho esfuerzo estatal en inversiones (porque los privados no se atreverian en una empresa así) que no se va a estar dispuesto a hacer.
La idea de la integración social de nuestras ciudades, concretizandola Velasco en que la gente viva más cerca del trabajo mediante un subsidio a los proyectos habitacionales que incorporen viviendas de distinto precio, accesibles a sectores socioeconómicos diversos, es buena en cuanto aporta a la reducción de la segregación territorial, pero se queda coja porque obliga a inmobiliarias y constructoras a realizar algo que no quieren y que no van a hacer bien. En ese sentido, Esta propuesta de dispersión espacial de las viviendas economicas para la integracipon social urbana me parece mejor, ya que le da incentivos a las empresas a que hagan bien la pega, manteniendo a las personas en sus comunas o barrios.
Además, sinceramente, pensar en desarrollar complejos industriales modernos en una época post-industrial suena a contrasentido voluntarioso enorme. Si aun no somos capaces de desarrollar un polo agroindustrial ni un mayor procesamiento de nuestros minerales, dificilmente podremos tener empresas competitivas y eficientes a nivel nacional en un corto plazo. Esto requiere de mucho esfuerzo estatal en inversiones (porque los privados no se atreverian en una empresa así) que no se va a estar dispuesto a hacer.
El ultimo grupo de propuestas incluye la flexibilización de
horarios, turnos y jornadas y el fortalecimiento de la capacidad de
negociación de los sindicatos mediante la creación de una “Escuela
de Formación Sindical” que prepare a sus dirigentes. Esto es un
juego de suma cero: se flexibilizan horarios a cambio de mayor poder
de negociación colectiva. Sin el fortalecimiento de la protección
laboral, la primera medida resultará a todas luces inaceptable para
el movimiento sindical, algo que Velasco no nota. Mucha teoría, poca
practica.
Leyendo el libro, dandole varias miradas, echándole una ojeadas
a las criticas de los diarios y anticipos en diarios nacionales, lo
mayor falencia es algo que no aparece en sus paginas. Son temas
cruciales que quedan excluidos del análisis de los economistas, y
que son la distribución y redistribución del
ingreso (principal problema en la desigualdad). Bajo lineas básicas,
la distribución del ingreso se juega 2 planos: distribución
primaria del ingreso, que depende de cómo se distribuye el ingreso
entre empleador y empleado (en términos marxistas,
plusvalía-plusvalor y extracción de la producción); y el efecto
redistributivo de los ingresos, impuestos, gasto público y las redes
de protección social.
La distribución equitativa del ingreso, sin fortalecimiento de la
organización sindical (destruida en dictadura) y de la negociación
colectiva (derecho regulado escuetamente en CPR art 19 N° 16 inc
6to y en Codigo Laboral), no será posible de desarrollar positivamente. Por un tema de
lógica económica, esta conclusión se debe a que la desigualdad es
resultado de los altos ingresos del segmento más rico de la
población y por la concentración de los frutos del desarrollo y de
las elevaciones de la productividad en unas pocas familias. Si
Velasco aspira a reducir la desigualdad, debería actuar sobre las
remuneraciones (algo que él desestima) y aumentar, además,
drásticamente la carga tributaria de grupos que tienen una bajísima
tasa impositiva, mediante reformas de los impuestos directos y mayor
fiscalizacion, y por ende, poder al SII para el cobro de estos
impuestos (hoy se pierden cerca de U$ 5 mil millones). Ni en
entrevistas, ni en el libro se da una palabra sobre ello. El silencio
otorga.
Por otra parte, la tesis de aumentar la tasa de participación
laboral en los niveles necesarios para reducir la desigualdad es una
tarea de tal magnitud, que sobrepasa con creces las medidas
planteadas. Se quedan cortos los autores, nuevamante, por un error de
diagnostico.
Sabemos que la tasa de participación laboral femenina es de las
más bajas del mundo. Pero por qué pasa esto? Por flojera? No, es
porque tenemos características socio-culturales e históricas que se
expresan en el mercado laboral fuertemente, como el machismo,
clasismo, racismo y valores culturales conservadores. La superación
de estos paradigmas toma un tiempo mucho mayor que el de un programa
económico de 4 años. Error de diagnostico, creyendo que solo desde
el punto de vista económico se puede resolver el problema.
Ahora, como respuesta a Velasco, para que más mujeres pobres (el
tarjet de desigualdad) se incorporen de manera exitosa y permanente
al mercado laboral es crucial tratar el problema del cuidado para
niños y personas adultas mayores dependientes. Los
autores si se pegan un winner cuando señalan que es clave acelerar
la cobertura de la educación preescolar. Esto se hizo durante el
Gobierno de doña Michelle, y con gran éxito. Pero ese era la piedra
base para algo mayor, porque no basta con tener una cantidad amplia
de jardines y salas cunas: la calidad del servicio es fundamental.
Esto requiere una inyección importante de financiamiento público,
aumentando la red estatal JUNJI (no a través de jardines
privados/subvencionados) hasta la cobertura universal de toda la
sociedad (no reducida a quintiles más pobres), teniendo como soporte
una reforma a la Educacion Superior que asegure la calidad/cantidad
de los profesores/parvularios que egresen.
Desde el punto de vista de la oferta de trabajo, es necesario
resolver la baja calificación de las personas más pobres. Aquí el
problema es diferente: no enfrentamos un problema de cobertura
educativa en primaria y secundaria, sino que se radica en la calidad
de la educación y de la formación técnica-profesional. Las
personas tienen que salir de secundaria con alguna formacion general
que le permita trabajar autonomamente, o pensar en un sistema
integrado de Educacion continua, donde los años de estudio sean
pocos y se pueda especializar la persona en el tiempo. Y para
las personas que ya egresaron, la reforma del sistema de capacitación
es crucial, así que se gana otro winner Velasco.
Ahora, cambiando el enfoque, desde el punto de vista de la demanda
de trabajo, en las empresas, los problemas son tan complicados como
los de la oferta. ¿De dónde y cómo aparecerán las industrias y
servicios donde se incorpore la fuerza laboral adicional que propone
Velasco? ¿Cómo hacer para incrementar la productividad de nuestra
economía y que eso genere mayores niveles de bienestar para los
trabajadores? Con un Estado como el de hoy, no se puede. Hay que
sumar las carencias en investigación y desarrollo (I+D) por el
abandono de Universidades y centros de investigación, que nos genera
retraso y dependencia tecnológica con respecto a otros países. Las
Mi-Pymes, que son cruciales para aumentar la demanda de trabajo,
enfrentan bajos niveles de demanda interna por sus productos ya que
la estructura centralizada y concentrada de la Economía chilena no
les permite competir con los grandes capitales extranjeros y
nacionales (sin hablar de la colusión tacita en la mayoría de las
áreas económicas del país).
Finalmente, lo que propone Velasco son políticas económicas que
son más de los mismo, que no implican un quiebre del modelo, ni
siquiera una corrección. Veo difícil que con la 15 medidas se vaya
incrementar la demanda de trabajadores en los niveles que Velasco
pretende y menos va a modificar el perfil de los asalariados en un
periodo corto de tiempo, necesario como para estrechar brechas
socio-económicas.
En suma, para que la tesis de Velasco cobre realidad, y el empleo
sea una clave para combatir la desigualdad, se requiere
transformaciones gigantescas que romperían los actuales paradigmas
(algo que no esta dispuesto el ex ministro). Si nuestro modelo de
crecimiento sigue incentivando el sector primario, con la extracción
de recursos naturales a bajo costo, si la actividad productiva se
subordina a la financiera y si no existen incentivos adecuados para
impulsar un modelo económico basado en la aplicación de
conocimiento e investigación en capital humano, la propuesta de empleo
puede revelarse como algo falso. Sendos giros en las direcciones
recién esbozadas requieren recursos públicos sustantivamente
mayores, voluntad política y nuevas constelaciones sociales que
abonen al estrechamiento de las desigualdades.
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