Don Tatan, invitandonos al Infierno |
Hoy
amiguitos, hablaremos de lo importante que es la Economía para el
país, y de lo mal agradecido y poco inteligente que es la
estratégica económica gubernamental del Gobierno de Sebastian
Piñera.
Tal
como le dijeran los asesores a Bill Clinton en su campaña para las
elecciones del 92', hace bastante falta que le recuerden esta
importante área a nuestro Presidente. Bajo el poder de la prensa
y las comunicaciones se nos hace ver que Chile esta muy bien en
cuanto a Economía, que crecemos y generamos muchos empleos, a pesar
de la crisis mundial. Trataremos de demostrar que eso es aparente
y que es necesario advertir a la gente de los peligros que se ciernen
sobre el futuro.
Últimamente
ha salido al ruedo el ex-ministro de Hacienda del periodo Bachelet,
Andres Velasco, comentando la labor del actual Gobierno en ese
sentido, teniendo una mirada critica. Lo que me gusta de Velasco es
que, pudiendo estar o no de acuerdo con sus planteamientos liberales,
te hace hablar necesariamente de lo que él quiere. Tonto no es.
Desde su punto de vista, este Gobierno no ha hecho nada bueno ni
en reducir la desigualdad ni en crecimiento económico. Su hipótesis
se basa en que esto es mero humo. Adoptaremos esto y trataremos
de concluir hacia un punto de vista distinto del candidato
presidencial.
Muchos
adeptos al Gobierno y adictos a Don Tatan le echan flores a este
Gobierno por las buenas cifras de creación de empleos, llegando
el nivel de desempleo cerca del 7% (algo récord en los últimos 20
años). Sin duda aplaudimos la generación de trabajos, porque es el
gran impulso a que muchas familias salgan de la pobreza, pero hay 3
dudas gigantescas: qué clase de trabajos se están produciendo
(en cuanto a calidad), la metodología nueva con que se mide la tasa
laboral, y qué sectores productivos se están potenciando (primario,
secundario, terciario).
La
primera duda la responde Fundación Sol, con bastantes informes sobre
la calidad del empleo en Chile. Estos hablan de la precariedad del
empleo dado que se observa que a nivel nacional, sólo
un 38,9%
del total de ocupados y un 52,8% de los asalariados
presentan un empleo protegido,
o sea, con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo y
cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo (Indice de
Empleo Protegido). No sé si estará bien para el Gobierno que se
creen cualquier clase de empleos, bajo cualquier condición, que
aumenten los trabajadores a honorarios, sin contrato o con contratos
a corto plazo. El caso de los ahora subempleados ilustrados (que se
suman a los cesantes ilustrados) es notable: Personas que luego de
haber salido de la Educación Superior, sólo consiguen puestos de
trabajo que requieren una formación menor.
Este
seria un problema grave desde el punto de vista del trabajador,
porque en caso de una crisis económica es bastante probable que, con
las actuales tendencias del empleo, no pueda mantener protegido su
puesto.
Se observa la creación de empleos de baja calidad, inestabilidad y
desprotección, los cuales tienen una altísima probabilidad de
desaparecer (por una cosa de básica en la Económica del
capitalismo). Así que declaraciones como las de la min. Matthei
diciendo que su principal preocupación es la protección de los
puestos de trabajo, son falsas. (Datos extraídos de: http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2011/11/Minuta-Julio-Septiembre-2011.pdf )
La
segunda duda, con respecto a la nueva metodología para medir el
desempleo, es sencilla de responder. Desde hace un tiempo se
considera "empleado" por el INE a las personas en edad de
trabajar que durante la semana de referencia, trabajaron al menos una
hora, recibiendo un pago en dinero o en especie, o un beneficio de
empleado/empleador o cuenta propia. Es más laxa la definición y
permite la apertura. Desde mi punto de vista, las herramientas y
datos que actualmente emite el INE son insuficientes para sacar
conclusiones en empleo. Hoy hace un análisis meramente cuantitativo
de la situación del país, quedando atrás de lo que plantea el
Premio Nobel Joseph Stiglitz sobre nuevos estándares. No sabemos el
desempleo oculto, no sabemos la tasa de subempleados, no sabemos de
bienestar de trabajadores.
Tercera
duda, es sobre hacia donde están yendo los trabajadores.
Hoy la mayoría de ellos entra al sector terciario de bienes y
servicios, o sea, no están en contacto directo con la extracción y
producción de bienes ni con las fabricas o industrias que procesan
los bienes. Por lo
tanto, son productores de bienes intangibles (¿Qué bien tangible
produce un mesero o un oficinista? Ninguno). El sector
terciario es el
sector económico que engloba todas aquellas actividades económicas
que no producen bienes materiales de forma directa, sino servicios
que se ofrecen para satisfacer las necesidades de la población. Es
por eso que se enfoca en la distribución y consumo de los bienes
finales. Mayormente el trabajo de este tipo se enfoca en la
satisfacción de necesidades nacionales (servicios como la energía,
agua potable, gas, teléfono, etc), que son cubiertas casi totalmente
empresas transacionales.
En ese sentido, que la mayoría de la fuerza laboral vaya hacia ese sector implica utilización de mano de obra calificada en tareas productivas que no lo necesitan. Eso habla de lo mal que esta nuestra Educación al dejarla en las manos del mercado: no tiene ningún fin ni se enfoca en ningún objetivo concreto salvo el generar ganancias para los dueños. Si nuestros liceos técnicos-profesionales fueran decentes, tendríamos un potencial industrial bastante grande (sea por generación empresarial, sea por impulso estatal, sea por la misma generación de los egresados de esos liceos), no a nivel de país desarrollado, pero si en un nivel industrial básico de generación de productos de necesidad para el país. Como sabemos, hoy ni el cobre se procesa en Chile. Es necesario ponerle “algo” de valor agregado a nuestros productos nacionales para poder competir internacionalmente y no vender tan solo materias primas sin procesar. Eso no es tal solo importante para obtener mayores recursos para Chile, sino también para lograr la independencia económica de las demás naciones.
¿Que ha hecho el Gobierno de Don Sebastian en ese sentido? Nada. Ningún incentivo a la industria a través de CORFO u otras agencias estatales, ningún incentivo a través de la Educación Técnico-Profesional, ningún incentivo a través de planes tributarios o fiscales.
Hace algunos años, el ex presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, planteo un "mundo de cuatro velocidades": los países ricos, los países
convergentes, los países en apuros y los países pobres. Para él, los países
convergentes están achicando la brecha con los países ricos de la OCDE;
los países en dificultades no lograron progresar y salir de una
condición de ingresos medios; y los países pobres -la mayoría de ellos
en África- están sumidos en la extrema pobreza.
Si lo vemos de esa manera, Chile deberia ser un pais convergente. Lo malo es que llegamos a ese estado siendo dependientes de las exportaciones de materias primas que hacemos a los paises ricos. Eso, bajo las nuevas realidades de la creciente crisis
económica global que comenzó en 2008 sugieren que la ayuda, las finanzas
y el flujo de capital de Norte a Sur de los últimos 50 años no
continuarán.
La pregunta es ¿Chile puede posicionarse en la economía global para producir y
vender productos terminados, especialmente alimentos, productos
agrícolas procesados y minerales con valor agregado? ¿Podemos desde Latinoamerica romper el patrón de comercio
Norte-Sur basado en materias primas e inaugurar un patrón de comercio
triangular Sur-Norte-Sur basado en productos de mayor valor?
Desde mi punto de vista, si se puede. Segun informes de la ONU para el desarrollo industrial de Africa, esto se puede hacer mediante la mejoración de la productividad agrícola y las cadenas de valor;
explotando la demanda local, regional e internacional; fortaleciendo el
esfuerzo tecnológico y las capacidades de innovación (I+D desde Universidades); promoviendo un
financiamiento efectivo e innovador (créditos blandos ofrecidos desde Corfo, por ej); estimulando la participación privada desde el Estado y con el Estado como protagonista, y
mejorando la infraestructura y el acceso a la energía (creacion de empresas estatales energeticas y de construccion de obras civiles).
Una estrategia de desarrollo agroindustrial y minera centrada en una
producción de mayor valor y en un crecimiento más sólido de la
productividad en toda la cadena de valor representa una de las mejores
oportunidades de un crecimiento económico rápido, sustentable y creador
de riqueza para Chile. También puede ser uno de los pocos caminos locales que tendriamos para alcanzar una independencia economica más fuerte.
Ademas,
este Gobierno ha tenido uno de los peores manejos económicos en
términos fiscales (irresponsable) y monetarios (pro-exportación).
En ciertas materias más banales se le relaja la billetera
enormemente a este Gobierno (como bonos y subsidios), pero en cosas
realmente importantes (como salud o educación), la billetera se
cierra.
Dudo
bastante de que Chile mantenga el crecimiento de 6,5% los próximos
años, con inflación baja y empleo alto. Ya el min. Larrain dijo que
no se va a poder, tanto por la crisis económica (argumento visible)
o porque Chile llego a su tope (argumento no visible dado por los
economistas serios como Vittorio Corbo).
El
primer punto es evidente, pero el segundo no lo es tanto ya que es
más complejo explicarlo a las personas: Chile tiene un PIB real muy
cerca del PIB potencial, por lo tanto si seguimos con estos niveles,
creceremos a base de generar inflación.
- Una explicación más detallada. El PIB potencial es un concepto teórico que mide el nivel de producción máximo que un país puede alcanzar con el trabajo, capital y tecnología existentes, sin provocar presiones inflacionarias. El PIB real suele diferir del potencial y a la diferencia entre ambos se le denomina output gap. En las fases expansivas (como en Chile hoy), la actividad económica se mantiene durante un periodo de tiempo por encima de su potencial, generándose un output gap positivo, asociado con presiones inflacionarias. En las recesiones, ocurre lo contrario: la actividad económica cae por debajo de su nivel potencial y el output gap es negativo, caracterizando a periodos de ajuste en la actividad que generan tensiones hacia la deflación. El PIB potencial es una variable clave para juzgar si continúan predominando los riesgos deflacionistas o hay que empezar a preocuparse por la inflación, para valorar si las políticas fiscales expansivas han ido demasiado lejos e, incluso, para anticipar si en el próximo ciclo vamos a tener que convivir con unos niveles de cesantía más elevado. Por tanto, es una herramienta indispensable para diseñar las estrategias de salida de la política económica o para anticipar el comportamiento de los mercados financieros.
Hay
que tener conciencia de que todo lo que ha crecido Chile este año se
debe a la construcción de las obras que fueron perdidas en el
terremoto. Perdimos 10% del PIB con eso y era necesario recuperarlo,
con o sin Gobierno. Ahora que se ha normalizado eso, deberíamos
volver a las tasas de 4-5%, gracias al impulso comprador de materias
primas de China.
Por lo tanto, no dejemos engañarnos por las cifras que se muestran en los medios: la crisis puede venirse con fuerza sobre Chile. No estamos tan bien como lo quieren pintar las autoridades y estamos tan o más vulnerables que los demas paises, amenazados por la tozudez ideologica del Gobierno.